Los lentes aparecieron en una plataforma de comercio electrónico. El femicida se los regaló a una amiga que lo visitaba en el geriátrico donde se encontraba alojado antes de morir.
Los anteojos que habría utilizado el femicida Ricardo Barreda hasta unos pocos días antes de morir salieron a la venta en Mercado Libre. La dueña del producto es una amiga del hombre, que lo visitaba en el geriátrico en el que estaba alojado. Aparentemente, él se los regaló.
“Anteojos pertenecientes al odontólogo Ricardo Barreda. Producto raro e histórico para coleccionistas”, detalla la descripción de la publicación en la que se observa un precio de 25 millones de pesos.
La publicación tuvo comentarios de todo tipo: algunos usuarios se expresaron con chistes, mientras que otros se mostraron interesados en comprarlos, aunque manifestaron que el precio era elevado.
Ante la repercusión que tuvo la comercialización de los anteojos, la mujer explicó: “Pensé en quedármelos de recuerdo. Él pagó lo que hizo, pero con nosotros fue muy bueno. Hasta le festejábamos los cumpleaños”.
No obstante, dijo estar “necesitada de plata” y que si bien no sabe cuánto pueden costar esos lentes ni quién los compraría, aunque le den diez mil pesos “sería genial”.
El momento en que Barreda le regaló sus anteojos a la mujer que ahora los vende por $25 millones
Según se pudo reconstruir, el femicida le entregó los anteojos a la mujer antes de morir en mayo de 2020 a los 83 años de la siguiente forma:
-Querida, tomá. Son tuyos.
-Qué lindo recuerdo -dijo ella.
–Te los regalo porque cuando me muera vas a poder venderlos y va a salir guita. Es un regalo. Acá están todos locos. Llegaron a vender remeras y tazas con mi nombre.
La extraña fascinación por Barreda
“No sé por qué hay personas que me admiran. El otro día estaba haciendo un racconto de toda la gente que me ha saludado y puedo decir que solamente de tres personas escuché comentarios desfavorables. Un tres por ciento de insultos es un buen porcentaje”, había dicho Barreda en una entrevista.
“Algunos me felicitan y no es una cosa para que me feliciten. Es fuera de lugar. Yo les digo que desgraciadamente no inventé o no descubrí ninguna vacuna contra las caries. Me saludan, me piden autógrafos, se sacan fotos conmigo. Todo eso hace que me sienta muy mortificado”, expresó en relación con los crímenes que cometió.
En noviembre de 1992 el odontólogo asesinó a escopetazos a su esposa, a sus dos hijas y a su suegra en la casa donde vivían ubicada en la calle 48 entre 11 y 12, en la ciudad de La Plata.
La Justicia lo declaró culpable y lo condenó a prisión perpetua, aunque en 2016, la pena quedó extinguida y salió en libertad.
Tiempo después de su liberación fue alojado en un geriátrico por su estado abandónico y cuatro años después falleció.
f: TN