En los Balcanes, este concepto ha tenido desde el principio unas resonancias mucho más alarmantes, ya que se puede asimilar intuitivamente al de “la Gran Serbia” de los años noventa
Entre las justificaciones que ha utilizado el presidente ruso, Vladimir Putin, y su entorno para legitimar la invasión de Ucrania figura el atribuirse el derecho a proteger a los ciudadanos étnicamente rusos que viven más allá de los confines de la Federación Rusa. En concreto, en un primer momento, se trataba de los habitantes de las provincias ucranianas del Donbass, que luego amplió a las de Kherson y Zaporiyia. Para ello, han remodelado el viejo concepto del “mundo ruso”, que en su origen era únicamente cultural y religioso, pero no político.
En Serbia, un tradicional aliado de Moscú y actualmente el país más pro-Kremlin de Europa, recientemente se ha puesto de moda entre los medios de comunicación y un sector de la clase política el concepto del “mundo serbio”. Para los expertos, no hay duda de que la inspiración viene de Rusia, pues aquí su popularización es más reciente. “Hice una investigación, y el primero en utilizar el término fue un medio de comunicación de Montenegro. Luego, en los últimos años se ha ido extendiendo”, explica el analista político serbio, Serdjan Cvijic.
En los Balcanes, este concepto ha tenido desde el principio unas resonancias mucho más alarmantes, ya que se puede asimilar intuitivamente al de “la Gran Serbia” de los años noventa. Este fue el término que utilizó a menudo el entonces presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, para justificar su participación o apoyo en las sangrientas guerras que acompañaron al desmembramiento de Yugoslavia.
En ningún lugar esta doctrina tuvo unos efectos tan siniestros como en Bosnia Herzegovina, donde las milicias serbobosnias llevaron a cabo una política de limpieza étnica de los otros grupos étnicos, sobre todo los bosníacos –bosnios de religión musulmana–, con el objetivo de anexionar la recién independizada Bosnia Herzgovina a Serbia. En total, se estima que más de 100.000 fallecieron en la guerra de Bosnia. Actualmente, se calcula que viven en este país 1,2 millones de serbobosnios.
El actual ministro serbio del Interior de Serbia, Alexander Vulin, no tiene reparos en equiparar el “mundo serbio” a “la Gran Serbia”, y en repetidas ocasiones ha dicho que reto de los políticos de su generación es el de “unificar a todos los serbios bajo un mismo estado”. Al ser cuestionados por la prensa extranjera, los dirigentes serbios se limitan a decir que las palabras de Vulin representan “una opinión personal y no reflejan la política del Gobierno”. Desde hace más de una década, Serbia está gobernada por el presidente Alexander Vucic, de tendencia populista y nacionalista.
Los Acuerdos de Dayton, que pusieron fin a la guerra de Bosnia en 1995, establecieron la creación de una entidad autónoma serbia, la República Srpska. Después de años jugando con la idea de la secesión, su líder, el populista Milorad Dodik, anunció a finales del año pasado el lanzamiento de un proceso independentista que debía empezar con la retirada de algunas instituciones nacionales. Entre sus planes, la creación de un Ejército propio, algo que hizo sonar todas las alarmas en la comunidad internacional.
f: La Nacion