Jorge Bergoglio, tras asumir como Papa Francisco, rompió una apertura religiosa que terminará expectativas de reformas en cuestiones debatidas entre los católicos. Se planteó la posibilidad del celibato optativo para sacerdotes, el acceso de mujeres al diaconado y la bendición de uniones entre personas del mismo sexo.

A más de 10 años en el papado, Francisco solo permitió que fieles divorciados en nueva unión recibieran la comunión con autorización eclesiástica, enfrentando resistencia de sectores conservadores. Respecto al celibato opcional, resalte su naturaleza disciplinaria y que podría ser instaurado por un Papa futuro. Sin embargo, se mostró cauteloso respecto al diaconado femenino debido a las posiciones teológicas contrarias en la Iglesia.

Sobre la apertura hacia la comunidad LGBTQ+, Francisco enfatizó en no discriminar a personas homosexuales, pero reafirmó el rechazo al matrimonio igualitario. Se discute la posibilidad de bendecir uniones civiles entre parejas del mismo sexo, aunque es un tema controvertido.

El próximo Sínodo de la Sinodalidad, en octubre de este año y el próximo, tratará estos temas y otros desafíos actuales. Francisco busca una actitud más dialoguista y comprensiva para lograr una Iglesia abierta y facilitadora de la fe, impulsando una revolución cultural en la institución. Aunque aún no está claro cuánto se avanzará, el Papa busca adaptado a los desafíos del presente.