Pobladores de varios parajes que componen la segunda sección del departamento Rosario de la Frontera, municipio de El Potrero, manifestaron múltiples quejas por el servicio que brinda la empresa de transportes Palavecino. Cabe señalar que el recorrido que realiza es desde Rosario de la Frontera hacia los parajes y viceversa, de lunes a viernes en horario matutino.
Pasajeros parados, música excesivamente alta, pérdidas de aceite, colectivos deteriorados y la falta de transporte por la tarde y los fines de semana, son algunos de los principales reclamos de los usuarios. «Soy usuaria de esta empresa desde hace mucho tiempo, y la verdad es que los últimos años, todos los que viajamos, venimos padeciendo peligros de accidentes constantemente, después de la pandemia del Covid-19, el servicio es un desastre», manifestó a El Tribuno doña Juana, vocera y jubilada del paraje de San Lorenzo.
«Por ejemplo, cuando llega el colectivo a San Lorenzo, se llena de pasajeros y llegando a Antillas, ya colma la capacidad de gente sentada y la gente va parada, pero muchas de esas personas están enfermas y tienen que viajar en esas condiciones. Una vez que el colectivo llega a Potrero, no hay lugar de nada y todo el viaje es un caos», detalló.
Recordó que el día jueves de la semana pasada «fue horrible porque el colectivo que trasladaba a niños con síndrome de Down, o con alguna discapacidad física hacia Rosario de la Frontera, empezó a perder aceite y cuando llegó a Puente de Plata, no anduvo más y quedamos todos varados al costado de la ruta hasta que vino otro transporte a socorrernos».
Además aseguraron que no es la primera vez que el transporte y pasajeros quedan varados, y que esa situación se repite de manera sistemática.
«Este martes nos pasó que cuando subimos al colectivo en San Lorenzo, además que se llenó al instante, no arrancaba. Después, cuando llegamos por fin a Potrero, se volvió a parar y tuvimos que esperar más de media hora y los pasajeros hombres se tuvieron que bajar a empujar para que vuelva a arrancar. Para colmo de males, justo viajaba un niño enfermo que usa una mochila de oxígeno y no tenía asiento», dijo Juana.
En cuanto a las condiciones del transporte, declaró que «viajamos con el peligro que el coche se prenda fuego en cualquier momento, porque muchas veces se siente un olor insoportable a cables quemados y a humo y encima no arranca».
Un viaje demasiado largo
Desde Rosario de la Frontera hacia San Lorenzo o Copo Quile, hay aproximadamente una hora reloj de distancia en automóvil, pero los pasajeros aseguraron que tardan hasta tres horas para llegar a destino.
«El colectivo sale de San Lorenzo a las 6 o 6.30 de la madrugada pero llega casi a las 10 a Rosario. O sea, es muchísimo el tiempo que perdemos teniendo en cuenta que mucha gente enferma viaja al médico y terminan perdiendo los turnos», aseguró indignada.
Sobre el recorrido del transporte, señaló que «tendría que andar dos veces al día, por la mañana y por la tarde, pero no es así. Además, los fines de semana no hay servicio».
«Lo ideal sería que pongan dos horarios por la mañana y dos más por la tarde y que el servicio se preste de lunes a lunes. Porque como dije antes, el único colectivo que cubre el trayecto se llena pronto y es muy incómodo viajar así. Pero tampoco remediamos nada con que agreguen más servicios si las unidades son viejas y no andan o hay que empujarlas para que arranquen. Por eso nuestro principal reclamo es que pongan unidades nuevas, porque estas, así como están no nos sirven de nada y corremos peligro de sufrir un accidente grave en cualquier momento», dijo.
Pedido al intendente
Entre otros de los reclamos, doña Juana manifestó que «encima que el colectivo está en condiciones deplorables, se transformó en un boliche. La música es hermosa, es linda, pero a todo volumen, no da», e insistió en que «los pasajeros que viajan enfermos no están en condiciones de ir escuchando música tan alta, porque cuando se bajan, se bajan peor que cuando subieron. Creemos que los choferes están muy desubicados en ese sentido, a pesar de que les hemos pedido muchas veces que bajen el volumen por consideración a esa gente, al contrario de bajarlo, lo aumentan más».
«Los choferes no meditan la situación y no tienen el más mínimo sentido de humanidad ni de cómo manejarse con la gente que están transportando. Suben niños, muchos mayores de edad y no tienen nada de consideración», agregó la jubilada.
«Es terrible lo que pasa, por eso pedimos al intendente de El Potrero, al doctor Mur Reynaga, que deje de hacer oídos sordos a nuestro reclamo, porque los usuarios de este transporte somos los mismos que le damos el voto y, lamentablemente, no está haciendo nada por nosotros», dijo finalmente.
f:El Tribuno