Una monumental escultura mutante NFT creada por Refik Anadol se presenta esta noche a sala llena, acompañada por la Orquesta Académica en el marco de la Semana del Arte
Con entrada gratis agotadas para esta función en uno de los mejores teatros líricos del mundo -se puede seguir la transmisión en vivo en vivamoscultura- se vivirá así la “experiencia artbag”, ofrecida por la plataforma del mismo nombre, que presenta Machine Hallucinations: Coral en el marco de la Semana del Arte. Luego de que concluya mañana este circuito impulsado por el Ministerio de Cultura porteño en colaboración con la fundación Medifé, se instalará del 20 al 22 de este mes en un espacio público aún no definido de Buenos Aires.
El software viajó por primera vez a América Latina, donde Anadol no exhibió sus obras todavía, para unirse al hardware: una pantalla de siete metros de alto por otros siete de ancho. Allí se proyectará un video de dieciséis minutos con dos millones de imágenes de corales tomadas de internet, que dieron forma a las “alucinaciones” de un algoritmo; en base a esos datos, la Inteligencia Artificial propone formas y colores alternativos. Ese baile, concebido para generar conciencia sobre la necesidad de proteger la vida submarina, estará acompañado por piezas musicales de compositores del siglo XX –Boeris, Ligeti y Schubert–, interpretadas por 56 músicos dirigidos Pablo Bocchimuzzi.
En este caso, a diferencia de otras piezas de Anadol que llegaron a los escenarios en los últimos meses, el artista aclara que “la música responde a lo visual, no al revés”. Es como si el público, dijo ayer en una entrevista con LA NACION, pudiera “escuchar la banda de sonido de los sueños de la Inteligencia Artificial (IA)” gracias a esta colaboración entre el hombre y la máquina.
“Revolucionar la experiencia artística de los NFT” es lo que se propone artbag, una flamante iniciativa de tres empresarios sub-40 de Villa Elisa: Martín González, Ignacio Elffman y Pablo de Sousa. “El arte NFT viene convivir con el arte físico, no a reemplazarlo –opina González, el CEO–. Hay muchos jóvenes que están comprando su primera obra en NFT. Y queremos exhibirlo en la calle, al público general, para que todos conozcan de qué se trata”.
Entre sus inversores se cuenta otro argentino –David García, líder de Borderless, uno de los principales fondos de criptomonedas–, que pagó 850.000 dólares por esta obra de Anadol. “Es el primer evento de estas características en América Latina –aclara García, de San Clemente del Tuyú y radicado en Florida– y pensamos prestarla a otros países en la región”.
La primera pieza de Anadol registrada en la blockchain de Algorand, que cuenta con emisión de carbono negativa, fue comisionada y subastada en diciembre por la plataforma Aorist –que también incluye a Borderless entre sus inversores –a beneficio de The ReefLine. Este proyecto, impulsado en Miami por Ximena Caminos, fue concebido como un parque público de arrecifes artificiales diseñados por artistas de 11 kilómetros de largo; busca proporcionar resiliencia costera y un hábitat a los corales en peligro de extinción.
“Esta obra se centra en lo esencial que es para nosotros conservar nuestros océanos. Demuestra que cuando existe una colaboración armoniosa entre la máquina, el hombre y la naturaleza, el resultado puede ser poético y hermoso y, con suerte, puede inspirar cambios”, señaló entonces Anadol, nacido en Estambul en 1985 y radicado en Los Ángeles, que volvería a sorprender en mayo: Christie’s vendió una obra suya por 1.380.000 dólares, con la que intervino la fachada de la famosa Casa Batlló diseñada por Antoni Gaudí en Barcelona. Ahora trabaja en la creación de su propio metaverso, que integrará el medioambiente con el arte, la ciencia y la tecnología.
Muchas otras cosas desde marzo del año pasado, cuando Christie’s anunciaba “una nueva era”. Acababa de vender por 69,3 millones de dólares una obra de arte digital creada por Beeple, asociada con un concepto hasta entonces casi desconocido para el público masivo: Token No Fungible (NFT). Un certificado de titularidad y autenticidad, único e irreproducible, registrado en la blockchain, que prometía a los artistas un mayor control sobre la comercialización de sus obras.
En pocos meses se comprobó que no se trataba solo de una estrategia de marketing, y que algo nuevo vinculado con las criptomonedas había llegado para desafiar las reglas del mercado. Esta noche, a la hora de los aplausos frente a uno de los principales escenarios del mundo, se podrá ver hasta qué punto llegó esa transformación.
f: La Nacion