El aumento desmedido en las tarifas de las prepagas, ocurrido tras la eliminación de las restricciones de precios por parte del gobierno de Javier Milei, ha llevado a un significativo éxodo de afiliados. En tan solo cuatro meses, alrededor del 10% de los 6 millones de afiliados al sistema de medicina prepaga han decidido darse de baja debido a los incrementos inasequibles. Estos aumentos excesivos han llevado a que muchas familias no puedan costear los planes, cuyos precios oscilan entre los $145,000 y más de $400,000 para el más completo. Desde el inicio del año 2024, las tarifas de las prepagas han aumentado considerablemente, llegando a duplicarse en algunos casos, sin que haya una competencia real entre ellas para ofrecer mejores precios.

Luis Caputo, ministro de Economía, expresó su preocupación respecto a la situación, afirmando que las prepagas están «declarando la guerra a la clase media». El ministro plantea que la solución radica en fomentar la competencia entre las empresas y cambiar la cultura del mercado. No obstante, los aumentos indiscriminados realizados por las prepagas han hecho evidente que no hay una verdadera competencia, y que muchas compañías prefieren perder afiliados antes que ajustar sus tarifas de manera justa. Juan Pivetta, presidente de la Federación Argentina de Mutuales de Salud, justifica los aumentos como necesarios para cubrir gastos pasados, alineados con un índice de costo/salud, aunque estas explicaciones no han sido suficientes para contener la pérdida masiva de afiliados y el malestar generalizado por los costos desproporcionados.