El proceso de adquisición y vacunación contra la fiebre aftosa en Argentina genera preocupación en el gobierno y ansiedad en el sector ganadero. La aftosa es una enfermedad viral que afecta al ganado y, aunque no se transmite a los humanos, puede causar problemas comerciales si se produce un brote, ya que los países con el virus no pueden acceder a los principales mercados de carne vacuna.

La discusión actual se centra en cómo Argentina debe manejar su estrategia de vacunación para mantener su estatus sanitario y los mercados ganados. Se debate sobre quién debe aplicar la vacuna y cómo hacerlo, especialmente después de que un laboratorio local desafiara el monopolio de otra empresa en el mercado de vacunas.

Los productores proponen cambios en la política de vacunación, incluyendo la libertad para decidir quién aplica las dosis y la posibilidad de dejar de vacunar. Esta discusión ha dividido a las organizaciones gremiales del campo, con posturas encontradas entre diferentes asociaciones.

Más allá de las disputas entre entidades gremiales, el SENASA tiene la responsabilidad final de proteger el estatus sanitario del país. Se estima que la recaudación a través de los organismos encargados de certificar y aplicar la vacuna es millonaria, lo que ha llevado a algunos a cuestionar la transparencia del proceso.