El líder supremo iraní, el ayatollah Ali Khamenei, declaró que Irán y sus aliados no retrocederán ante el reciente bombardeo israelí en Beirut, que se cree estaba dirigido a un alto dirigente de Hezbollah. Khamenei enfatizó que Irán está listo para realizar nuevos ataques contra Israel, destacando el lanzamiento de más de 180 misiles hacia territorio israelí, lo que calificó como un «trabajo brillante» de las fuerzas armadas iraníes. Además, el subcomandante del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, Ali Fadavi, advirtió que Irán atacará las instalaciones energéticas de Israel si su territorio es agredido.
En medio de esta creciente tensión, Israel intensificó sus ataques en el sur de Beirut y realizó una incursión terrestre en Líbano. El ejército israelí reportó que ha matado a 250 combatientes de Hezbollah desde el inicio de la operación, incluidos 21 comandantes. Las explosiones provocadas por los ataques aéreos en Beirut generaron alarmas en la población, que ya había sido advertida sobre la necesidad de evacuar ciertas comunidades.
La situación se complica aún más con la llegada del ministro de Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, a Beirut, donde discutirá la guerra entre Israel y Hezbollah con autoridades libanesas. Esta visita ocurre en un contexto de escalada de ataques entre Israel y Teherán, aumentando el riesgo de que el conflicto se convierta en una guerra regional más amplia.