Después de la fallida sesión que marcó la caída de la Ley Ómnibus, un funcionario nacional cercano al Presidente expresó su frustración, declarando: «Con traidores no se puede negociar«. Esta queja refleja el malestar palpable que se vive en la Casa Rosada apenas horas después de la votación.

El presidente del bloque de La Libertad Avanza, Oscar Zago, y el ministro del Interior, Guillermo Francos, también manifestaron públicamente su molestia por el resultado de la votación, evidenciando un ambiente tenso y el surgimiento de una incipiente crisis política.

La furia expresada en las redes sociales por el líder político Milei también resonó entre los círculos del Gobierno, dejando en claro que la derrota de la ley era una posibilidad considerada. Ahora, los funcionarios de primera línea asumen que el proyecto está prácticamente muerto y ven poco probable su resurgimiento en el ámbito legislativo.

Ante este panorama, surge la posibilidad de convocar a una consulta popular como estrategia política. Sin embargo, esta opción se enfrenta a varios obstáculos, especialmente después del resultado negativo en el Congreso. Aunque podría servir para medir el sentimiento de la sociedad respecto al proyecto de ley, en el Gobierno reconocen que su principal objetivo sería señalar a los diputados que votaron en contra de la iniciativa.

Esta lista de diputados contrarios a la ley, publicada en las redes sociales bajo el título «Diputados que votaron en contra del pueblo«, ha sido criticada por incitar a la violencia, según un comunicado del radicalismo. En medio de la tensión política, queda por determinar cuál será el próximo paso del oficialismo para abordar esta situación.