El diputado de La Libertad Avanza, Ramiro Marra, generó una fuerte polémica tras publicar en la red social X una declaración que muchos consideraron insensible: «La calle no es para dormir». La frase, vista como una propuesta que prioriza el desalojo frente a la indigencia, provocó un intenso debate sobre las causas estructurales de este problema social.

Las críticas no tardaron en llegar. En redes sociales, numerosos usuarios expresaron su rechazo, como Rieles Argentinos, quien ironizó: «¿Reducir la pobreza? ¿Darles acceso a viviendas dignas? ¿O simplemente echarlos porque molestan?». Otro usuario, Habbib Juan, fue más contundente: «¿Y a dónde los vas a mandar? Duermen en la calle porque no tienen una vivienda. Si el Estado no los ayuda, ¿qué opciones les quedan?». Estas respuestas reflejan una preocupación generalizada por la falta de medidas que aborden las raíces de la indigencia, como la falta de acceso a viviendas, el desempleo y los problemas de salud mental.

Según datos recientes, en la Ciudad de Buenos Aires hay más de 8.000 personas viviendo en situación de calle, mientras que solo existen 3.400 plazas disponibles en refugios. Ante esta realidad, muchos sugirieron alternativas más humanas, como la creación de albergues transitorios o programas que conecten a estas personas con oportunidades laborales. Una usuaria, identificada como Liz, planteó: «Muchas personas podrían hallar trabajo si tuvieran un lugar donde asearse y descansar dignamente».

En entrevistas posteriores, Marra defendió su postura y reiteró que la calle no debería ser un espacio para vivir, aunque no ofreció propuestas concretas. Su discurso, alineado con las ideas de Javier Milei, fue interpretado por muchos como una visión que prioriza el desalojo sobre las políticas integrales necesarias para abordar el problema.

La polémica pone de manifiesto la tensión entre una perspectiva punitivista y la necesidad de políticas públicas efectivas. En un contexto donde miles de personas carecen de un techo, declaraciones como las de Marra son vistas como insuficientes e insensibles, dejando en evidencia la urgencia de soluciones integrales que incluyan asistencia social, inversión en vivienda y programas de reinserción laboral para garantizar que nadie se vea obligado a vivir en la calle. Sin medidas concretas, estas propuestas solo profundizan la discusión pública sin ofrecer respuestas reales al problema.