Según los datos estadísticos, la tasa de mortalidad indica 13 decesos diarios relacionado a enfermedades de transmisión sexual en el país, ocupando Salta el tercer lugar. Según expusieron, la reciente sanción de la Ley de Respuesta Integral al VIH, hepatitis virales, otras ETS y tuberculosis (Ley 27.675) no es suficiente, sino que es necesario leyes provinciales que atiendan las situaciones de cada región del país.

Matías Muñoz expresó a Nuevo Diario que el haber alcanzado la aprobación de la ley a nivel nacional el pasado 30 de junio ha sido un hito histórico en la lucha por la respuesta sanitaria en enfermedades e infecciones de trasmisión sexual, más allá del VIH.

«Lo que se busca es dar a conocer la ley, los derechos y las obligaciones; pero también hacer que las instituciones se hagan cargo de lo que les toca y de lo que la ley menciona, que es empezar a generar políticas públicas. Entre las obligaciones, está la de las provincias de adherir a la ley y de tener políticas específicas para sus territorios», manifestó.

Además, consideró que no es necesaria solo la adhesión, sino también una nueva ley provincial con el enfoque integral, intersectorial y desde los derechos humanos.

El centralismo histórico

El referente remarcó que en general hay un centralismo en las respuestas sanitarias en el país, teniendo en cuenta que quien padece alguna patología crónica debe viajar a otras provincias para lograr ser atendida. En ese marco, informó que la jefa del programa de VIH, ITS Y Hepatitis de la Provincia, Laura Caporaletti, anunció que Metán y Orán firmarán el Pacto de París que implica que tengan su propio programa de respuesta al VIH, como parte del trabajo en descentralizar a la salud pública.

El abogado sostuvo que la mayor diferencia entre la ley anterior y la actual está en la atención integral, hablando más allá de la prevención y el tratamiento. «Esta vez pensamos en políticas sociales, cuestiones relacionadas en la discriminación al acceso al trabajo, en los entornos educativos, se crea un Observatorio de Estigma y Discriminación, un montón de cambios que hacen a la integralidad a la respuesta», dijo.

En cuanto a los datos sobre contagios, los números no son los esperados: «lamentablemente mantener estables los datos en políticas de salud pública significa no mejorar», sostuvo el letrado que insistió en la necesidad de mayores políticas de promoción de la salud para hacer descender los números que duelen y preocupan.

«No hay más tiempo»

No hay más tiempo, fue el lema que tomó fuerza en la campaña por la nueva ley de VIH y hepatitis, y se empezó a escuchar en el 2017, cuando el proyecto se destinaba a perder estado parlamentario por primera vez.

«El proceso de reforma comenzó en 2013 y 2014. Decenas de organizaciones de todo el país nos propusimos pensar en la modificación de la ley nacional de sida», sostenía el activista Matías Muñoz en un recordado y emotivo mensaje en el marco de la sanción de la Ley de Respuesta Integral al VIH, hepatitits virales y otras ETS.

Y es que 30 años de pandemia (otra, no esa a la que todo el mundo le prestó rápida atención) le enseñaron a la sociedad que la respuesta al VIH no era suficiente con distribución gratuita de preservativos, con alguna campaña aislada de testeos en la vía pública, ni tampoco con un intermitente y -casi- universal acceso al tratamiento antirretroviral.», advertía y agregaba: «No hay más tiempo, nació del empezar a sentir la desidia, del soportar portazos de legisladores, pero sobre todo del despedir amistades. No hay más tiempo nació -y creció- de la necesidad de encontrar respuestas desde la política a las que entendemos son las principales causas de muertes relacionadas al sida: la discriminación y la pobreza».

f:Nuevo Diario de Salta