Era periodista, estudiaba Administración de Empresas y estaba por cumplir 30 años. En una entrevista con TN había confesado: “No me quiero morir sin dejar una huella”

Esta madrugada, la noticia de la muerte de Lucas “Capocha” Alaniz sacudió a la ciudad bonaerense de Bahía Blanca. El joven periodista, amante del rugby y de los videojuegos, falleció tras padecer desde muy pequeño una displasia fibrosa que lo obligaba a trasladarse en silla de ruedas.

Su fallecimiento ocurrió en el Hospital Privado del Sur luego de permanecer internado durante varios días a raíz de una complicación respiratoria, producto de una metástasis en los pulmones que padeció luego de sufrir cáncer en uno de sus testículos.

Tenía 29 años y estaba próximo a celebrar sus 30 junto a sus seres queridos: María, su mamá; Darío, su papá; y Tomás, su hermano. Pablo, su otro hermano, está radicado en Barcelona.

Padecía el síndrome de Mc Cune Albright, un trastorno genético que afectó sus huesos, su piel y su sistema endocrino. A Lucas le amputaron la pierna izquierda cuando era un niño. Al deformarse sus huesos por la pérdida de calcio, la fisura o quebradura de los mismos era inevitable. Cuando eso sucedía, la recuperación se tornaba lenta y tediosa.

Descubrieron su enfermedad cuando tenía un año y medio. “Jugaba con los autitos y, cuando intenté pararme, me caí y me quebré la cadera. Me contaron que lloraba mucho y por eso me llevaron al médico”, relató.

“La discapacidad me ayudó a enseñarme, a conocerme. Pienso que son las reglas de juego y es lo que toca, pero por suerte estoy haciendo las cosas sin pensarlo. Como siempre digo: tengo que manejar lo que puedo manejar. Tengo angustia, me sigo calentando, pero hay que salir adelante”, dijo durante aquella entrevista.

Una vida dedicada al periodismo, el deporte y el estudio

“Empecé la licenciatura de Administración de Empresas en la Universidad Nacional del Sur (UNS) y me cambié a la Universidad Siglo XXI”, contó Lucas, que era periodista y también se había recibido de técnico universitario en Planificación Gerencial, un diploma intermedio a la carrera de grado que estudiaba.

“Me gusta muchísimo el deporte. Me considero un hombre de rugby. Mis dos hermanos jugaban y mi papá es fotógrafo en el Club Argentino. Yo soy el analista de video”, expresó. En 2018, tras brindar una charla de superación personal en TEDx, viajó a Japón para cubrir el Mundial de Rugby como periodista acreditado. “Mi sueño es cubrir un juego olímpico. Estuve muy cerca de ir a Tokio pero llegó la pandemia y se complicó. También alguna CES (Consumer Electronics Show) como periodista. Me gustaría ir al festival Tomorrowland. Nada de eso lo veo lejano”, narró.

“Para mí la vida siempre fue un juego. Durante mi adolescencia la PlayStation 1 fue fundamental. Mis amigos no la tenían y mis papás los invitaban a casa para que jugáramos. Hice muchos amigos así, mientras pasábamos las tarde charlando y conociéndonos”, indicó.

Cuando lo consultaban acerca de su muerte, él respondía. “No me gustaría morirme, pero siento que es algo que va a llegar. Sería una lástima, porque tengo mucho para dar; siento que mi tarea en el mundo es ayudar a otras personas. Dar este mensaje por ejemplo, de que se puede. De que si hay actitud se puede salir adelante”.

Lucas concluyó: “Siento que tengo mucho potencial para dar. Además, hay momentos imborrables que todavía no pasaron y, personalmente, porque siento que todavía puedo dejar una huella más. Tampoco voy a vender los sueños imposibles, pero siempre podemos vivir un poco mejor. Y estoy preparándome para eso”.

f: TN