Javier Milei cierra su primer año de gestión con un avance decidido sobre las áreas más sensibles del Estado. El Gobierno ha logrado éxitos significativos en temas como la inflación y el déficit fiscal, y busca reforzar su control en inteligencia, Justicia y recaudación, mientras enfrenta tensiones internas y se asegura aliados estratégicos.
El “triángulo de hierro” del mileísmo, liderado por el asesor Santiago Caputo y Karina Milei, se mueve con precisión política. La reciente designación de Diego Kravetz en la SIDE, los cambios en la agencia de recaudación ARCA y los planes para ampliar la influencia en el Poder Judicial marcan el ritmo de una administración que no teme avanzar sobre bastiones opositores.
La estrategia incluye decisiones polémicas, como la posible designación por decreto de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla en la Corte Suprema, una movida que podría alterar el equilibrio judicial y requerirá negociaciones con diversos sectores políticos.
Mientras tanto, las tensiones internas entre los Caputo y otros referentes del gobierno por el control de áreas clave, como ARCA, ponen de manifiesto los desafíos dentro del propio oficialismo. A esto se suma el debilitamiento de la oposición macrista, que enfrenta deserciones, escándalos y una estrategia aún incierta frente al avance libertario.
Con una agenda que no se detiene ni en las fiestas de fin de año, Milei busca cerrar el 2024 consolidando su proyecto político y asegurando un poder cada vez más centralizado. Sin embargo, este avance no estará exento de conflictos ni de ruido político, mientras las piezas se acomodan en un tablero en constante cambio.