El comediante pasó toda su vida junto a su esposa, con quien tuvo dos hijos

Corrían los años 50 cuando un joven Carlitos Balá se preparaba para ir un casamiento para “hacerle la pata” a un amigo, sin saber que esa misma noche, conocería al gran amor de su vidaEn la fiesta estaba Martha Venturiello, quien lo deslumbró por completo y se terminó convirtiendo en la mujer que lo acompañó hasta el último día de su vida. Se llevaban 12 años, pero la diferencia de edad no impidió que comenzara esta historia que duró casi 70 años.

Nos conocimos en un casamiento (…) y nunca más nos separamos. Recuerdo que había como quinientos invitados y apenas la vi le dije a mi amigo: ‘Mirá qué linda chica’. La saqué a bailar y después me ofrecí a acompañarla a su casa”, recordaba Balá durante una entrevista con la revista HOLA! tiempo atrás. “Vivía en Boedo. ‘Yo te llevo’, le dije, y así fue: ¡la llevé en colectivo! [Se ríe]. Eran las cuatro de la mañana y para sacarle una sonrisa me puse a vender una lapicera en el colectivo. Después me animé a hacerle un chiste y a pesar de la hora, ella se rio. Ahí supe que era mía. Por eso siempre digo que gracias al humor, conquisté a la mujer de mi vida”, agregaba.

Después de siete años de noviazgo decidieron dar un paso más y en 1962 se casaron. La boda llegó gracias a Hilda Bernard y su esposo, quienes firmaron con Balá un contrato laboral de un año seguido, razón por la cual la pareja decidió oficializar su relación e irse a vivir juntos. Con el tiempo la familia comenzó a crecer, primero con la llegada de Laura y luego con el nacimiento de Martín, los dos hijos que tuvieron juntos.

Nos conocemos de memoria. Así como es de exigente, Martha también me da todos los gustos. Por ejemplo, me cocina todo lo que quiero: empanadas de choclo, empanadas de pollo y sopa de sémola para que yo crezca fuerte y lindo”, decía Balá sobre su mujer, con quien ansiaba llegar a los 100 años de casados. “Ya tengo reservada la botella de champagne y todo. No le tengo miedo a la muerte, en realidad me inquieta lo que me espera después. Y no creo que Dios sea tan injusto para mandarme al infierno, ¿no?”, decía.

“Ojalá todos puedan festejar la magia del amor. ¡Feliz días de los enamorados, queridos balacitos!”, escribió hace dos años el humorista en su página oficial de Facebook, junto a una imagen en la que se lo puede ver acompañado de su mujer, sonrientes y tomados de las manos, demostración de que el amor siguió intacto a lo largo del tiempo. Cada vez que podía, el humorista le dedicaba dulces palabras a Martha en sus redes sociales y en las entrevistas que brindaba.

f: La Nación