Mauricio Macri se ha convertido en un actor crucial en la política argentina, desempeñando el papel de un «veto player» según la teoría del politólogo George Tsebelis. Esta idea describe a un actor que se vuelve indispensable para implementar o bloquear un cambio en el status quo. El ex presidente Macri es fundamental como líder destacado de un sector político clave para el gobierno de Javier Milei, que es frágil en términos institucionales. Actualmente, Macri está buscando presidir el PRO, un partido necesario para que el movimiento La Libertad Avanza alcance la Casa Rosada y mantenga su legitimidad. Patricia Bullrich desempeña un papel similar, aunque su posición en el gabinete presidencial le impone ciertos límites en su actuación. Su objetivo es lograr una convergencia entre el PRO y los libertarios en términos de poder partidario. Aunque la ministra de Seguridad intenta restarle importancia a estas discusiones, son cruciales para la supervivencia del oficialismo.

El presidente Milei no oculta su falta de interés por la política ni su enfoque matemático de la economía. Sin embargo, reconoce la importancia de la negociación política para obtener apoyo a su programa económico. Estos cálculos políticos buscan revertir la situación de minoría que enfrenta el oficialismo en el Congreso. Milei ha instado a los legisladores cuyos mandatos expiran en 2025 a no buscar la reelección, confiando en obtener las bancas necesarias en las elecciones intermedias para impulsar su agenda política.

En este contexto, se están llevando a cabo negociaciones entre La Libertad Avanza y el PRO para una posible convergencia política. Ambas partes están evaluando preferencias y costos-beneficios de cada decisión. Milei entiende que el sistema político es rígido y que no poder implementar su programa puede afectar su legitimidad. Macri, con su experiencia política, está atento a estas dinámicas y hace valer su capacidad como «veto player». Él sabe que una alianza entre su partido y los libertarios fortalecerá al gobierno actual y podría garantizar un respaldo parlamentario sólido en las elecciones de 2025.