El análisis de la Universidad de UADE resalta el impacto significativo que ha tenido el aumento de las tarifas de servicios públicos, especialmente en el caso de la electricidad, en el gasto de los hogares argentinos. Este aumento se ha visto exacerbado por la caída del salario real, lo que ha llevado a que el gasto en electricidad represente un porcentaje cada vez mayor del ingreso familiar.

La fluctuación constante en las políticas aplicadas a los servicios públicos en Argentina ha dificultado encontrar un equilibrio en las tarifas a largo plazo. Desde políticas de subsidios excesivos hasta ajustes bruscos en los precios, ha habido una falta de estabilidad que ha impactado negativamente en la economía doméstica.

El hecho de que la tarifa eléctrica represente una parte significativa de la canasta básica total (CBT) que utiliza el INDEC para medir la pobreza, evidencia el impacto directo en la calidad de vida de los ciudadanos. La reciente decisión del gobierno de postergar los aumentos de tarifas planificados busca mitigar este impacto, especialmente en un contexto de inflación gradualmente en baja.

La historia de los últimos 30 años en Argentina refleja una lucha constante entre aquellos que abogan por mantener subsidios para abaratar las tarifas y los que buscan sincerar su costo para evitar desequilibrios en las cuentas públicas. Esta situación ha generado una serie de tensiones y debates sobre la mejor manera de abordar el tema de los servicios públicos en el país.