La contaminación por plásticos es una preocupación mundial, con entre 19 y 23 millones de toneladas de desechos plásticos vertidos en ecosistemas acuáticos cada año, según el Programa de Ambiente de las Naciones Unidas. Aunque se habla de una «isla de plástico» en el Océano Pacífico, esta no es una isla gigante con desechos visibles flotando. En realidad, se trata de una zona dispersa con partículas suspendidas, principalmente microplásticos del tamaño de una uña o más pequeños, lo que dificulta su detección por satélite o incluso por buzos.

La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) aclara que el término «isla de plástico» puede ser engañoso, ya que la mayor parte de los desechos son trozos pequeños de plástico flotante no visibles a simple vista. Esta «isla de plástico» se encuentra en el Océano Pacífico Norte, abarcando desde la Costa Oeste de América del Norte hasta Japón, y se conoce también como el Vórtice de Basura del Pacífico. Aunque se pueden encontrar concentraciones significativas de basura, la mayoría son microplásticos.

Investigaciones revelan que estas partículas están proporcionando un hábitat para especies costeras en alta mar, lo que puede alterar los ecosistemas marinos tradicionales. Especies que solían encontrarse cerca de la costa ahora se están reproduciendo en este ambiente extraño, y las consecuencias a largo plazo aún no se comprenden completamente.