Los hermanos Bejarano enfrentan un juicio acusados de «homicidio calificado por alevosía y uso de arma de fuego», además de «tenencia de estupefacientes con fines de comercialización en concurso real». La investigación fue inicialmente llevada a cabo por el Ministerio Público Fiscal provincial, pero debido a los vínculos con el narcotráfico, el caso pasó al fuero federal.
Uno de los testigos clave, el licenciado Carrizo, coordinador en Criminalística del CIF, explicó en detalle el trabajo de su equipo en la escena del crimen en el barrio El Círculo I, donde fue hallado el cadáver de Darío Monges. Entre los elementos recolectados, destacó una colilla de cigarrillo y pruebas en el interior del vehículo EcoSport blanco de la víctima. Carrizo presentó imágenes contundentes del cuerpo acribillado de Monges, y señaló que rastros de sangre y huellas en el auto vinculaban a David Bejarano en el asiento del acompañante, y a Catalino y Santiago Bejarano en la parte trasera del vehículo. También explicó que el cuerpo de Monges fue movido de su posición original.
Sin la presencia de la prensa, Guadalupe Cabezas, pareja de la víctima, declaró sobre los problemas que enfrentaban en su relación y la incertidumbre que generó el crimen. Mencionó que los Bejarano eran una de las posibles opciones como autores del homicidio. También testificó Diego Aquino, amigo de Monges y antiguo intermediario entre Monges y el sicario Alejandro Díaz, conocido como «Cabezón». Aquino describió a Monges como una persona generosa y relató que el día del asesinato Monges había decidido no asistir a una reunión en una finca cercana a Bolivia, donde él estaba presente junto a otros amigos.
f:El tribuno