El anuncio de la disolución de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y su reemplazo por la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) ha generado gran incertidumbre, especialmente entre los monotributistas, quienes se preguntan cómo afectará esta medida a sus obligaciones fiscales. A pesar de que el gobierno de Javier Milei ha asegurado que no habrá cambios inmediatos en el régimen del monotributo, la reestructuración de la entidad plantea interrogantes sobre la operatividad del nuevo sistema y el impacto en la eficiencia del cobro de impuestos.

Manuel Adorni, vocero del gobierno, ha tratado de calmar los ánimos afirmando que «la parte fiscal que gestionaba la AFIP seguirá funcionando de manera similar bajo la nueva estructura de ARCA». Sin embargo, la reducción de personal y la eliminación de algunas subdirecciones dentro de la agencia generan dudas sobre si la fiscalización y recaudación mantendrán la misma eficacia. Esto es especialmente preocupante para los monotributistas y contadores, quienes dependen de sistemas ágiles y confiables para cumplir con los pagos y liquidaciones mensuales.

Uno de los puntos más críticos es la posible afectación en los sistemas tecnológicos que sustentan el régimen de monotributo, ya que el Gobierno ha señalado que muchas de las funciones de AFIP se gestionaban de manera automatizada. No obstante, una eventual ineficiencia en los sistemas digitales o la reducción de inspecciones podría complicar el cumplimiento tributario de los pequeños contribuyentes.

A pesar de que las autoridades aseguran que no habrá cambios en los pagos del monotributo y que la recaudación seguirá su curso habitual, el impacto real de la transición hacia ARCA está por verse. Contadores y profesionales del ámbito fiscal ya han expresado su preocupación por la falta de claridad en la implementación de este nuevo organismo y los posibles problemas en los aplicativos fiscales.

En resumen, aunque el Gobierno pretende que la reestructuración mejore la eficiencia en la administración pública, los contribuyentes temen que la transición a ARCA genere complicaciones operativas que afecten su capacidad de cumplir con sus obligaciones fiscales de manera oportuna.