El reciente ataque a la plataforma Mi Argentina volvió a poner en la mira a gov.eth, un hacker que ha ganado notoriedad por vulnerar sistemas críticos del Estado. Su nombre ya es ampliamente reconocido en el ámbito del hacktivismo y la ciberseguridad, gracias a una serie de acciones diseñadas para evidenciar fallas estructurales en la protección de información sensible.

A diferencia de otros hackers, gov.eth no actúa por interés económico ni desde el anonimato absoluto. Se presenta como un activista digital, cuyo objetivo es denunciar las debilidades de los sistemas gubernamentales, sin causar daño directo ni alterar datos de manera destructiva.

Mi Argentina, una plataforma clave del gobierno nacional, fue la última víctima de gov.eth. Tras vulnerar su seguridad, dejó un mensaje irónico: “Really? Hacked again!?”. Con esta frase, no solo evidenció la fragilidad del sistema, sino que cuestionó la capacidad del Estado para implementar políticas de ciberseguridad efectivas. Este incidente se suma a una lista de hackeos previos, entre ellos el acceso al Registro Nacional de las Personas (ReNaPer) y a las bases de datos de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires. En otro mensaje, gov.eth resumió con sarcasmo su historial de infiltraciones en sistemas argentinos: “ReNaPer, MiArgentina, Policía de la Ciudad, and now this? lol”.

Entre los objetivos más destacados de gov.eth se encuentran el acceso a datos confidenciales del Registro Nacional de las Personas y la infiltración en bases de datos de la Policía de la Ciudad, que subrayaron la debilidad de las fuerzas de seguridad en protección digital. En todos los casos, el hacker ha evitado la destrucción de datos o el robo masivo de información, centrándose en exponer vulnerabilidades que podrían ser explotadas por actores con intenciones más peligrosas.

Lo que distingue a gov.eth es su impacto en la cultura popular. Artistas como Duki y Bizarrap han expresado admiración hacia el hacker. Duki lo destacó en redes sociales, mientras que Bizarrap publicó: “Respetos para @gov.eth. Otro nivel”. Este respaldo ha ampliado la influencia de gov.eth más allá del ámbito técnico, consolidándolo como un símbolo de defensa de la privacidad y la ciberseguridad en un contexto de creciente preocupación por estos temas.

La figura de gov.eth genera opiniones divididas. Por un lado, sus acciones obligan a las instituciones a identificar y corregir fallas graves en sus sistemas, protegiendo así a los ciudadanos de futuros ataques. Por otro lado, su metodología, basada en la vulneración de sistemas críticos, plantea serias cuestiones sobre la legalidad de sus actos y los riesgos que implican.

El mensaje de gov.eth es contundente: en la era digital, la negligencia en ciberseguridad no es una opción. Cada vulnerabilidad en la protección de datos representa una amenaza potencial para la privacidad y la confianza en los sistemas digitales. El ataque a Mi Argentina no solo expone una falla técnica, sino también una urgente necesidad de replantear la estrategia gubernamental en ciberseguridad. En un mundo cada vez más conectado, proteger la información sensible de los ciudadanos debe ser una prioridad ineludible.