Las explosiones de beepers en varias zonas de El Líbano y Siria han dejado un saldo de ocho muertos y más de 2800 heridos, de los cuales 200 se encuentran en estado grave. Se sospecha que las detonaciones fueron causadas por un hackeo.
Entre las víctimas se encuentra el hijo de Ali Ammar, parlamentario libanés y miembro de Hezbollah, así como una niña de nueve años, Fatima Jaafar Abdullah, que falleció cuando un dispositivo explotó en su casa. Los beepers, introducidos en los últimos meses como dispositivos de comunicación, habrían sido manipulados y detonados, según fuentes de inteligencia, que señalan a Israel como posible responsable del hackeo.
Imágenes que circulan en redes sociales y medios de comunicación muestran escenas dramáticas en los suburbios del sur de Beirut, con personas heridas en las manos o cerca de los bolsillos, donde llevaban los dispositivos explosivos.