La decisión del Gobierno nacional de permitir a los consumidores pagar propinas de forma electrónica ha generado controversia en el sector gastronómico. Sebastián Calvo, representante del restaurante El Charrúa, explicó en una entrevista que la opción de aceptar propinas mediante tarjetas o códigos QR conlleva una carga impositiva para los establecimientos.

Calvo destacó que el problema surge al tener que emitir una factura por las propinas recibidas electrónicamente, lo que implica pagar impuestos por dinero destinado a los mozos. “Me veo obligado a pagar un servicio que no presto yo directamente, lo cual me produce una pérdida por el tema impositivo”, afirmó. Además, diferenció el servicio de mesa, que incluye costos como pan, aderezos y vajilla, de la propina, que depende exclusivamente de la voluntad del cliente.

Por otro lado, Calvo mencionó que la propina es un extra que va directamente a los mozos, quienes ya reciben un salario conforme al convenio laboral. Finalmente, enfatizó que no considera acertada la medida, sugiriendo que, en tal caso, sería el mozo quien debería emitir la factura por el servicio prestado.