El pueblo ava guaraní y los productores de la banda del río Grande de Tarija, en la provincia de Salta, han expresado su frustración y abandono por parte del Estado argentino. Denuncian una invasión abierta de territorio salteño ante la falta de controles y respuestas frente a la usurpación de tierras, desmontes ilegales, violaciones de derechos y el contrabando masivo en la zona fronteriza con Bolivia.

Productores bolivianos ya desmontaron 2.500 hectáreas en la zona ribereña de General Mosconi y contrabandean alrededor de 150.000 toneladas de caña de azúcar hacia la planta de IABSA en Bermejo, Bolivia. A pesar de que la denuncia fue presentada ante la Fiscalía Federal de Orán el 13 de septiembre, las autoridades argentinas, como Gendarmería, AFIP y Aduana, aún no han intervenido para frenar esta actividad ilegal.

Miembros de la comunidad ava guaraní Tape Iguapegui advirtieron que si no se actúa rápidamente, las cosechas de caña de azúcar en las áreas afectadas, como El Trementinal, Churqui y otros parajes de Mosconi, serán levantadas y contrabandeadas. Además, destacaron la indiferencia de la Cancillería argentina ante la violación de soberanía, mientras que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia sí ha respondido a las denuncias.

Uno de los principales responsables de esta invasión es Horacio Cruz Castro, un productor boliviano que, según los informes, aterroriza a los residentes locales con machetes y armas de fuego. Cruz Castro ha reclamado la propiedad de una isla inexistente llamada «Valle Dorado», que en realidad es territorio argentino.

A pesar de las denuncias de las comunidades y productores, esta invasión y el contrabando ilegal llevan más de 30 años en curso, con pocos avances significativos por parte de las autoridades argentinas para proteger la zona fronteriza. En 2014, un operativo de la AFIP descubrió a 60 ciudadanos bolivianos indocumentados trabajando en plantaciones ilegales, pero el contrabando y la explotación de la tierra han continuado creciendo en la región.

La situación sigue sin resolverse, y las comunidades locales continúan enfrentando una invasión constante, mientras el contrabando ilegal de caña de azúcar y otros productos aumenta sin cesar.