La película dirigida por Santiago Mitre y protagonizada por Ricardo Darín y Peter Lanzani busca meterse entre lo mejor del cine argentino.
En el conmovedor thriller judicial que busca no perder la memoria de lo que fue el juicio contra los genocidas de la última dictadura cívico militar, los héroes son el fiscal Julio César Strassera y todos los jóvenes ayudantes que lo acompañaron para un objetivo quijotesco: encarcelar a lo más alto del poder militar que ideó un plan sistemático para desaparecer gente. Una vez que cruzan el umbral, ya no hay vuelta atrás.
La película de Santiago Mitre Argentina,1985 tiene dos caras de la misma moneda. Por un lado, es un fino, entretenido y estilizado drama judicial que plasma un recorrido punzante por una parte extremadamente oscura de la historia argentina. Lo hace reimaginando los primeros tiempos de la renovada democracia reinaugurada por Raúl Alfonsín en 1983, la recordada “primavera alfonsinista”.
Por el otro, es una alegoría de que los héroes no se visten con capas, ni trajes, ni tienen superpoderes. Roberto Gómez Bolaños, en una entrevista con La noticia rebelde en 1987, dijo que el “heroísmo no consiste en carecer de miedo, sino en superarlo”. Eso es justamente lo que le pasa a Strassera y a su novel equipo a lo largo de toda la película.
El fiscal teme todo el tiempo por su futuro profesional, el destino de su familia, las amenazas que recibe y hasta el derrotero de su país, pero lo enfrenta. Con hidalguía. La descripción real de un verdadero héroe.
Argentina, 1985 abruma por su contundencia. De acuerdo a lo que especificó el propio realizador en la conferencia de prensa luego de su función de prensa, trabajó junto a Mariano Llinás durante dos años en la documentación de los casos que permitieron construir uno de los mejores guiones del cine argentino.
Las referencias de “Argentina, 1985″
Su génesis está en la historia real del país y fundamentada en pruebas, pero también hay una habilidad para narrar cinematográficamente un juicio, con todo lo engorroso que podría haber sido. En materia de géneros, Argentina, 1985 es un drama judicial como 12 hombres en pugna o Cuestión de honor en el que un proceso legal oral define una situación más importante que los propios protagonistas.
Mitre, además, hace dinámica la química entre las dos personalidades estelares que aparecen en pantalla. Como una especie de buddy movie, Ricardo Darín despliega en su composición de Strassera todo su carisma como un fiscal con experiencia junto a la juventud de Peter Lanzani en su rol del audaz Luis Moreno Ocampo.
Ese juego que va y viene, casi como un vaivén de egos encapsulados a la fuerza, hizo posible el resultado de lo que significó el juicio y, a la vez, también permite mostrarlo de la mejor manera en la pantalla. Desde cómo se entendían los dos fiscales, hasta el explosivo y lacrimógeno alegato final.
Otro hito de la realización de Argentina, 1985 es la sorprendente recreación de la época. Mitre contó que nunca pensó que iba a ser tan difícil reconstruir el año en el que ocurrió el juicio. Sin embargo, las escenas que montó parecen haber salido de esa época. La mezcla de momentos documentales con imágenes ficcionales no hacen ruido y, a veces, es difícil darse cuenta qué es una cosa y qué es otra.
La emotividad de Argentina, 1985 radica en lo espeluznante que fueron los hechos ocurridos durante la última dictadura militar. Cada una de las líneas que se escuchan, leen o varias imágenes de lo que se ve se basan fehacientemente en lo que pasó. La historia pesa, alumbra y sigue ardiendo.
El camino de Argentina, 1985 en Hollywood hacia los Premios Oscar podría llegar a ser tan fructífero como, en el pasado, le ocurrió a El secreto de sus ojos y La historia oficial. La coincidencia permite la especulación: las tres películas se meten con tramas donde la dictadura militar tiene un peso específico.
Argentina, 1985 es una historia que demuestra que muchas veces, los grandes gestos de la humanidad que permitieron cambios radicales en la sociedad salieron de personas que no buscaban ese objetivo. Pero que cuando se dieron cuenta de que el camino por el que iban era determinante, nunca dudaron: fueron héroes para siempre.
f: TN