Esta semana se inicia la cumbre de los líderes de los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en Johannesburgo. En el encuentro se discutirá la posibilidad de expandir el grupo, mientras algunos países presionan por convertir al bloque en una potencia que compita con Occidente. Las crecientes tensiones globales, como la guerra en Ucrania y la rivalidad entre China y Estados Unidos, han impulsado la unidad del grupo. Sudáfrica, el país anfitrión, aboga por un BRICS ampliado que representa una variedad de naciones con sistemas políticos diversos pero un deseo compartido de equilibrar el orden global.
Aunque la expansión ha sido una ambición china de larga data, ha surgido controversia sobre el tema. Mientras que Rusia busca incorporar nuevos miembros para contrarrestar su aislamiento por la invasión de Ucrania, India es cautelosa sobre una expansión precipitada y Brasil teme que ello diluya su influencia en el grupo. Más de 40 países han mostrado interés en unirse al BRICS, y cerca de 20 han solicitado formalmente su admisión, entre ellos Argentina, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y otros. Esta expansión, llamada «Brics Plus», ha sido considerada por Rusia como fortalecedora del grupo y ha sido apoyada por Lula da Silva de Brasil.
En la cumbre, se abordará también el fortalecimiento del uso de las monedas locales de los miembros. Sin embargo, la creación de una moneda BRICS no será discutida, según los organizadores del evento. La reunión también se presenta como una oportunidad para discutir el papel del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), conocido como el Banco de los BRICS, como una alternativa al Fondo Monetario Internacional (FMI) para naciones en desarrollo. En un mundo con crecientes tensiones y cambios geopolíticos, los BRICS buscan consolidarse como una fuerza económica y política en el escenario global.
