Las días previos a un superclásico siempre requieren una atención especial. Cualquier lesión, cualquier malestar, cualquier dolencia, toma otra trascendencia. Y eso sucedió con Marcos Rojo en la práctica de este miércoles. El capitán no pudo terminar el entrenamiento por una molestia muscular, que viene de arrastre. Y generó una primera alerta en Boca. Que luego se convirtió en preocupación y que lo tendrá en duda hasta el partido.
A favor: la molestia de Rojo no es en el soleo derecho, donde sufrió un desgarro que lo dejó afuera seis partidos. Esta nueva dolencia, si bien no fue especificada con ningún parte médico, es en otra zona y este miércoles no lo dejó entrenarse con normalidad, al punto que no completó la práctica. Por eso, hay inquietud. Y seguramente, ni siquiera forme parte del ensayo de fútbol de este jueves. Complicado.
La preocupación
Más allá del esquema, lo que más inquietud genera en el cuerpo técnico es la posibilidad de no contar con el capitán de por sí. Y no sólo por su aporte futbolístico, sino por su ascendencia espiritual. Rojo hoy se convirtió en el líder del equipo en todo sentido y lo consideran vital para el choque del domingo.
Por eso, lo fueron cuidando tanto en este tiempo. Contra Atlético Tucumán, de hecho, fue al banco y no entró ni un minuto por esa razón: no arriesgarlo antes de cuenta, ya que venía del desgarro en el soleo. Así, recién volvió a ser titular contra Colón, en Santa Fe, con la idea de sumar ritmo para el superclásico. Sin embargo, las molestias físicas no lo dejan en paz.
La mala, en este caso, es que cada vez que Rojo experimentó alguna molestia muscular, no terminó bien. De hecho, la última lesión del central de 32 años se dio en la entrada en calor del partido con Patronato, por la fecha 11. Enseguida, lo dejaron al margen por precaución, pero no fue a tiempo. Ni suficiente: ya estaba desgarrado. Por esa razón, se perdió los partidos con Platense, Agropecuario, Racing, Central, Defensa y ATU (fue al banco sin entrar). Y recién regresó en Santa Fe.
f: Olé