Las lluvias torrenciales provocadas por el fenómeno conocido como “DANA” o “gota fría” han desencadenado una de las peores tragedias de las últimas décadas en España, especialmente en las provincias de Valencia y Albacete.
Hasta el momento, el balance de víctimas asciende a al menos 62 muertos, y se reportan decenas de desaparecidos en pueblos donde los servicios de emergencias aún no han podido acceder, según información de la Generalitat Valenciana. Su presidente, Carlos Mazón, se limitó a referirse a “múltiples víctimas” sin ofrecer cifras exactas. Los daños materiales son, hasta ahora, incalculables.
Ante la gravedad de la situación, el Congreso de los Diputados decidió suspender la sesión de control al gobierno programada para este miércoles. El presidente Pedro Sánchez está encabezando desde el mediodía un comité de crisis en el Palacio de la Moncloa, donde se reúnen diversos ministros para seguir de cerca los efectos de la tormenta.
Sánchez hizo un llamado a la ciudadanía para que no bajen la guardia, ya que la DANA continúa causando estragos. En varias zonas afectadas, numerosas carreteras y conexiones ferroviarias permanecen cortadas, y aproximadamente 50 vuelos han sido desviados entre los aeropuertos de Madrid y Valencia.
Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), esta ha sido la “gota fría” más intensa del siglo en la Comunidad Valenciana. Este fenómeno ocurre cuando una masa de aire frío desciende de las capas altas de la atmósfera, generando inestabilidad y precipitaciones intensas.
En localidades alrededor de Valencia, se han registrado lluvias récord, como en Chiva, donde cayeron casi 500 litros por metro cuadrado en solo ocho horas, cifra equivalente a lo que normalmente llueve en un año en la región. Las calles se han convertido en ríos de barro y escombros, y el desbordamiento del río Magre ha provocado inundaciones en varios municipios, así como el cierre de carreteras y vías de tren que comunican Madrid con Valencia.
Las imágenes de la devastación son impactantes, mostrando calles anegadas y vehículos arrastrados por las fuertes corrientes. Centenares de personas se han visto obligadas a pasar la noche en puentes elevados, o han quedado atrapadas en techos de sus casas o estaciones de servicio a la espera de un rescate que no llegaba.
El rescate de una persona atrapada junto a su perro fue documentado y se volvió viral, mostrando la difícil situación que enfrentan muchos afectados. Sin embargo, la reacción tardía de los servicios de emergencia ha generado indignación entre la población. Críticas han surgido por la falta de previsión y la lentitud en las alertas, que en algunos casos comenzaron a llegar cuando ya era demasiado tarde.
A pesar de que se había advertido de posibles lluvias intensas en el litoral valenciano y algunas regiones de Castilla-La Mancha, no se previó la magnitud de la catástrofe. La AEMET elevó el nivel de aviso a rojo, el más alto, para el sur de Valencia, ya que se habían estimado entre 150 y 180 litros por metro cuadrado, y al final se registraron entre 300 y 450 litros.
Aunque las lluvias han sido menos intensas en regiones cercanas como Castilla-La Mancha, Murcia y Andalucía, se espera que el fenómeno se traslade hacia las provincias de Castellón, Cuenca y Teruel, aunque probablemente con menos intensidad.
Esta catástrofe en España se produce apenas un mes después de graves inundaciones en el centro de Europa que causaron la muerte de 24 personas. Expertos advierten que, debido al cambio climático, fenómenos meteorológicos extremos como este serán cada vez más comunes, ya que se prevé que se supere el umbral de incremento de 1,5 grados en la temperatura terrestre respecto al período preindustrial.